martes, 10 de abril de 2012


Vivir como si la Naturaleza importara!


      La ecología profunda es mucho más que una aproximación fragmentaria a los problemas medioambientales,  intenta articular una visión espiritual y filosófica  sobre el mundo. Sus fundamentos hay que buscarlos en aquellas intuiciones y experiencias con respecto a nosotros mismos y a la naturaleza que surgen espontáneamente de la conciencia ecológica junto a ciertas visiones naturales sobre la política y la sociedad. 

     La mayor parte de sus temas de interés son los tópicos que han preocupado a la filosofía y a la religión de todos los tiempos. ¿Qué significa ser un individuo único? ¿Cómo puede el ser individual conservar y potenciar su singularidad sin dejar de participar en un sistema global en el que no existe discontinuidad entre el ser y el otro? Una perspectiva verdaderamente ecológica puede conducir a aquello que Theodore Roszac denomina "el despertar de una totalidad que es algo más que la suma de sus partes. El espíritu de tal disciplina es, pues, contemplativo y terapéutico." 

      La conciencia ecológica y  la ecología profunda se hallan en abierta contradicción con la visión del mundo imperante de las sociedades tecnocrático-industriales que consideran que los seres humanos estamos aislados y separados y que debemos ejercer nuestro poder sobre el resto de la creación. Esta visión del ser humano como una especie superior que se halla separada de la naturaleza es una manifestación de un patrón cultural que ha venido obsesionando a la cultura occidental desde hace miles de años, el concepto de "dominio": el dominio de la humanidad sobre la naturaleza, de lo masculino sobre lo femenino, de los ricos y los poderosos sobre los pobres, y, en suma, de la cultura occidental sobre la cultura oriental. 
La conciencia ecológica profunda, por su parte, nos permite ir más allá de estas ilusiones erróneas y peligrosas. Según la ecología profunda, el estudio de nuestro lugar en el planeta Tierra nos obliga a reconocernos como parte de una totalidad orgánica. Pero ir más allá de la estrecha visión científico-materialista de la realidad nos obliga a fundir sus aspectos materiales y espirituales. Los líderes intelectuales más destacados de la visión del mundo imperante han tendido a considerar a la religión como una "mera superstición" y, en consecuencia, han subrayado la subjetividad de las antiguas prácticas espirituales y de la iluminación. La conciencia ecológica profunda, por su parte, constituye la búsqueda de una conciencia y de un estado de ser más objetivo mediante un cuestionamiento activo profundo, un proceso meditativo y un estilo de vida

       En el contexto de las diferentes tradiciones espirituales -cristianismo, budismo, taoísmo e iglesia nativa americana, por ejemplo- son muchas las personas que se han planteado en profundidad estos interrogantes y que han cultivado la conciencia ecológica y, si bien estas tradiciones difieren en muchos aspectos, todas ellas coinciden, sin embargo, en lo que respecta a los principios fundamentales de la ecología profunda. 

      El filósofo australiano Warwick Fox ha expresado sucintamente que la intuición central de la ecología profunda "es la idea de que no podemos establecer ninguna división ontológica definitiva en el campo de la existencia. En la realidad no existe ninguna diferencia radical entre el dominio humano y el dominio no humano, mientras sigamos percibiendo este tipo de fronteras no alcanzaremos a comprender qué cosa es la conciencia ecológica profunda." 

     A partir de esta intuición fundamental característica de la conciencia ecológica profunda, Arne Naess ha desarrollado dos "normas últimas" -dos intuiciones que no se derivan de ningún otro principio o intuición- a las que sólo puede accederse mediante un proceso de cuestionamiento que nos revela la importancia del nivel filosófico y religioso. Estas intuiciones, sin embargo, no pueden ser verificadas mediante la metodología de la ciencia moderna, basada en premisas mecanicistas y en una definición excesivamente estrecha de los datos. Se trata de "la autorrealización y la igualdad biocéntrica".






LOS DERECHOS DEL HOMBRE A LOS DERECHOS DE LA NATURALEZA

     Al tomar en cuenta las discusiones teóricas que subyacen hoyen las posiciones de los ecologistas  sobre la cuestión de los derechos de la naturaleza (o del estatuto de la naturaleza como sujeto de derecho, que es lo mismo), hay que distinguir tres corrientes fundamentales. 

      La primera, sin duda la más trivial, pero también la menos dogmática, porque es la menos doctrinaria, parte de la idea de que a través de la naturaleza se trata una vez más y siempre de proteger al hombre, así sea de él mismo cuando juega al aprendiz de brujo. El medio ambiente no está dotado en este caso de un valor intrínseco. Simplemente, se hace evidente que al destruir el medio que lo rodea, el hombre se arriesga efectivamente a poner su propia existencia en peligro o, por lo menos, a privarse de las condiciones de una vida buena sobre esta tierra. En consecuencia, a partir de una posición que podemos llamar humanista, e incluso antropocentrista, la naturaleza se toma en consideración sólo de modo indirecto. Es sólo lo que rodea al ser humano, la periferia y no el centro. De modo que no se la podría considerar un sujeto de derecho, una entidad poseedora de un valor absoluto en sí misma.

       La segunda figura marca un paso en la atribución de una cualidad moral a ciertos seres no humanos. Consiste en tomar en serio el principio Utilitarista según el cual no sólo hay que buscar el interés propio de los hombres sino, de manera más general, tender a disminuir al máximo la suma de los sufrimientos en el mundo y aumentar, hasta donde sea posible, la cantidad de bienestar. Para los defensores de esta tendencia, muy presente en los Estados Unidos (en donde ha fundado el inmenso movimiento llamado de “liberación animal”), todos los seres susceptibles de placer y de pena deben ser vistos como sujetos de derecho y tratados como tales. De modo que el punto de vista del antropocentrismo ya se encuentra un tanto resquebrajado, pues a partir de entonces los animales están incluidos, con el mismo derecho que los hombres, en la esfera de las preocupaciones morales.

       La tercera forma se expresa en la reivindicación de un derecho de los árboles y de las piedras, es decir de la naturaleza como tal, incluyendo sus formas vegetales y minerales. No nos apresuremos a ridiculizarla. En efecto, es importante captar sus principios: no sólo tiende a volverse la ideología dominante de los movimientos alternativos, sino que además plantea en los términos más radicales la cuestión de la necesaria puesta en tela de juicio del humanismo moderno, es decir de la civilización occidental en su conjunto. Por supuesto, ha encontrado sus intelectuales orgánicos. 





ECOLOGÍA PROFUNDA


       El término “ecología profunda” lo introdujo por primera vez el filosofo y activista Arne Naess, al principio de los años 70a, al enfatizar la necesidad de trascender  las respuestas superficiales hacia los problemas ecológicos y sociales que enfrentamos. Su propuesta era, que comencemos a hacer “preguntas y busquedas mas profundas”, observando el “para que  y como” de la forma como vivimos, idendificando como esto encaja en nuestras creencias, necesidades y valores mas profundos. Haciendose preguntas como “Como puedo vivir de una manera que este bien para mi, los demás y el planeta?”, quizas una simple pregunta como esta nos ayude a hacer cambios profundos en la forma como vivimos
    
      La ecología profunda es un enfoque holistico hacia el mundo, que une pensamiento sentimiento, espiritualidad y acción. Trata sobre como trascender el individualismo de la cultura occidental para vernos a nosotros mismos como parte de la tierra, lo que nos lleva a una conección mas profunda con la vida, donde la ecología no es algo que pasa “alli afuera”, sino algo de lo cual formamos parte.

   Existen por lo general dos enfoques hacia la ecología:

1. La Ecología Científica: El estudio de las inter-relaciones entre especies y su ambiente. Bajo este enfoque, la relacion es la de un observador desconectado y separado del objeto de estudio, expertos quienes saben y conocen los “hechos y realidades”.

2. La Ecología profunda: Experimentando a nosotros mismos como parte de la tierra viva y encontrando nuestro rol en el cuidado de la ella. Bajo este enfoque, la relacion es mas la de un participe, quien se siente conectado con y parte del mundo que le rodea. Esto es una experiencia posible para todos, no solo para expertos, cada uno motivado por sus valores, experiencias y sentimientos puede hacer algo por el bien del mundo al que pertenecemos.



 Arne Naess